1 dic 2006

Sobre la despenalización del aborto

Hablar de este tema en un debate abierto inevitablemente implica toparse con posiciones encontradas e ideologías diferentes, entre las cuales a veces parece imposible una reconciliación (¿les suena?). Sin embargo, la mejor intención que puedo encontrar al hacer una mesa redonda como la que se llevó a cabo el martes pasado aquí en la ciudad de Ensenada, es que cada quien aprenda un poco de los argumentos de los demás (o la falta de los mismos) para pensar de tal o cual manera. Por tanto, debo señalar que, apropiadamente, la conclusión fue que «cada quien se lleva su propia conclusión». Aunque, por supuesto, se le da una especial difusión a la propuesta de Alternativa y su postura al respecto.

Mi punto de vista al respecto: el aborto es una actividad que sucede en nuestro país querramos reconocerlo o no (y sucede muy frecuentemente). En la actualidad la desigualdad económica, social y hasta geográfica —como en el caso de B.C., que tiene como vecino al norte el Estado norteamericano de California que permite el aborto abiertamente— causa que ciudadanos en distintas condiciones tengan un diferente grado de acceso a tal práctica, lo cual es en sí otra desigualdad social. Pienso que (y en esto concordaron la mayoría de las personas el pasado martes) ante todo debe priorizarse una educación sexual de calidad, abierta y objetiva, sin matices religiosos o morales, que dé herramientas a los jóvenes para prevenir embarazos no deseados, enfermedades venéreas, etc. que debe comenzar desde el nivel primario (o incluso preescolar) y continuar hasta el medio superior; así como complementarse por mayor difusión de los programas de educación para padres, para que puedan transmitir adecuadamente el conocimiento en sus hogares con conocimiento y forma para abordar los temas con sus hijos. Sin embargo, además de las causales que ya existen en la actualidad para poder practicarse un aborto, creo que debe despenalizarse su práctica siempre y cuando se cubran ciertas condiciones básicas como: que se lo realice en condiciones clínicas controladas por un médico capacitado para realizarlo; que la se someterá al mismo esté plenamente informada de sus derechos, obligaciones, consecuencias fisiológicas y psicológicas, riesgos, etc. que tengan que ver con el aborto (es decir, que se tome una decisión informada); y, por supuesto, lo más importante es que el aborto se realice no más allá del periodo inicial de gestación cuando todavía no se ha formado un ser humano y el producto es inviable.

Las principales causas o argumentos que he encontrado para el rechazo de la sociedad hacia el aborto son:

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i) Se piensa que el aborto es siempre un homicidio. Un homicidio es el asesinato de un ser humano. Ni un animal, ni una planta, ni un microorganismo o una colección de ellos son seres humanos. Por tanto, matar a un animal, una planta, un microorganismo o una colección ellos no es un homicidio. Estos ejemplos son muy sencillos; pero, ¿qué pasa con un embrión, un feto? ¿Cuándo comienza a ser un ser humano? Sabemos que, en las etapas iniciales de la gestación (he aquí el punto fino) el embrión no es más que una colección de células humanas sin la posibilidad de sobrevivir fuera de la dependencia directa con el cuerpo de la madre y sin una consciencia propia. Este es un tema que raya hasta en lo filosófico. Yo podría aquí argumentar (someramente) sobre la biología del embrión humano y cuándo empieza a ser un ser humano; pero, indistintamente de lo que yo piense, creo que ese debe ser un tema que deben abordar los expertos en la materia y, hasta donde sé, se acepta un período de 12 semanas como este período inicial en el cual todavía no se ha formado una persona.

(ii) Se cree que despenalizar el aborto es lo mismo que alentar a que se realice. Esta opinión es tan falsa como que el hecho de que no se penalice la infidelidad sea lo mismo que alentar a que se la practique. Simplemente se trata de una cuestión de derechos, en donde se reconoce como una libre decisión propia el conducirse o realizar determinada actividad (en este caso el aborto, bajo las condiciones propuestas) y no nos corresponde juzgar si está bien o está mal, simplemente respetar la forma de actuar de cada quien (aunque no nos parezca correcto). Lo que se pretende es, precisamente, no juzgar «moralmente» y otorgar libertad a las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo (cuando todavía es solamente suyo).

(iii) Los que apoyan el aborto es porque están a favor de él. No sé si se pueda decir que alguiene está «a favor» del aborto como tal. Yo creo que la mayoría de las personas coincidimos en que es un último recurso y que es deseable que no se tenga que recurrir a él; en su lugar, como ya mencioné, debemos privilegiar la prevención y la educación sexual como mecanismos óptimos que eviten su práctica. Sin embargo, no se debe penar su práctica si se realiza bajo las condiciones adecuadas (ver arriba).

(iv) El aborto es «inmoral». La moral es tema punto y aparte de la política (o, mejor dicho, «capítulo aparte») puesto que las legislaciones tratan de derechos para que todos podamos vivir en libertad y en igualdad de condiciones y oportunidades (ante la ley). En todo caso, moral no hay una sola sino que cada quien tiene la suya. Lo que para unos es «bueno», para otros es «malo» y dudosamente el conjunto de cosas o actividades que alguien asigna con tales calificativos se repite en otro ser humano cualquiera. Las únicas «morales» generalizadas son el conjunto de reglas que imponen las religiones en torno a lo que debe y no debe hacerse, y bien sabemos que en un estado laico no pueden tener injerencia argumentos de índole religioso.


En las próximas semanas estaremos invitando a algunos otros eventos con diferente temática, así que sigan pendientes de este portal: ¡Que nadie quede fuera!

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